El estudio Oormen Architecten proyectó esta vivienda de 479 m2 que aspiraba a conseguir una síntesis entre el espacio interior y el exterior, creando sutiles transiciones. Fuera, la piedra en los revestimientos verticales prevalece sobre cualquier otro material, confiriendo a la casa un aire rústico sofisticado, cercano a un diseño minimalista.
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Ya dentro, el color blanco inunda las estancias de las dos plantas, amplificando sensorialmente los volúmenes. Como contrapunto, el color oscuro del pavimento, de la escalera y de varias piezas del mobiliario crea un contraste intenso y ordenado.
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Este juego cromático sirve para unificar las diferentes habitaciones de la casa, que se han concebido con diferentes niveles para crear un sutil juego alrededor de la escalera central. Ésta sirve como nexo de unión entre la planta baja, donde se ubica la parte más pública de la vivienda, de la planta superior, reservada a los dormitorios y al baño principal.
Fotografía: Filip Dujardin
Vía: Guía de decoración
Más información: Oomen Architecten