Jonas Bjerre-Poulsen and Kasper Rønn de Norm Architects llevaron a cabo la rehabilitación de este ático de 74 m2, en Copenhague (Dinamarca), en el que predomina el color blanco y al que se ha despojado de cualquier elemento no necesario. Como los propietarios viajaban continuamente, la idea básica fue recrear la suite de un hotel privado, un lugar tranquilo de estética minimalista con una organización ideal para el relax.
Todos los pavimentos y la estructura principal fueron restaurados y se utilizaron los elementos existentes para crear nichos donde instalar luces ocultas. Estos nichos ayudaron a conseguir un interior simple y limpio, que necesitaba de un mínimo de mobiliario, lámparas, etc.
La terraza, que disfruta de una vista excepcional del "skyline" de la ciudad, tiene aproximadamente la misma dimensión que el apartamento. Esta zona también se remodeló completamente y se recubrió una con estructura minimalista de madera, inspirada en los jardines japoneses.
La casa se equipó con un sistema inteligente que permite controlar la iluminación, de tal modo que sus propietarios puedan crear los ambientes más adecuados de acuerdo a los cambios de luz que ofrece el cielo gris de Copenhague; el encendido y apagado de la chimenea, y el aire acondicionado con un simple toque en sus iPhone, apenas pongan el pie en el aeropuerto.
En el recibidor, se construyó una zona de almacenaje de suelo a techo y se colocaron espejos altos para acrecentar la sensación de amplitud. Al igual que en el resto de la vivienda, se instalaron focos empotrados para mantener las paredes limpias. También se prescindió de la puerta de la sala de estar para poder apreciar la longitud total de la vivienda.
La pieza central del salón es el volumen que alberga la chimenea y la televisión. Este elemento se separó ligeramente de la pared para hacerlo parecer visualmente más ligero. Este efecto se reforzó mediante una iluminación oculta posterior.
Para separar esta zona de la cocina se utilizó una puerta corredera con el fin de ocupar el mínimo espacio posible. Al entrar en la cocina, las luces empotradas en el suelo se iluminan una por una.
En el dormitorio, se aprovechó una irregularidad en la arquitectura existente para crear una hornacina encima de la cama. En esta pared se dispusieron, dos pequeñas mesitas suspendidas, y en la parte inferior se colocaron los interruptores de la luz. Frente a la cama se dispuso un armario empotrado con puertas correderas sin marco.
Fotografías: Jonas Bjerre-Poulsen