Es Pujol de S'Era, en la isla de Formentera, es el escenario donde se levanta esta casa de 201 m2 en la que conviven un pequeño estudio de arquitectura y una reducida vivienda-refugio para una joven pareja. El lugar es un fragmento muy representativo del paisaje interior de la isla. 33.022 m2 de campos de trigo y cebada, un pequeño bosque de sabinas, enebro y romero, y muros de piedra seca sobre una topografía prácticamente plana.
La intervención, obra del arquitecto Marià Castelló Martínez, busca refugio entre la vegetación existente y un fragmento de muro de piedra colocada en seco. Son estas dos directrices las que condicionan las dimensiones, la orientación y la altura total de una edificación de geometría austera que guarda paralelismos con la tradición arquitectónica de Formentera. Una arquitectura que busca la contextualidad a través de las relaciones con el entorno, apartándose del mimetismo. La orientación Norte-Sur de la propuesta da lugar a la dualidad que exigía el programa funcional. Así, en el extremo norte -la zona más expuesta- se encuentra el pequeño estudio, mientras que en el sur se ubica el espacio destinado a vivienda.
A parte de buscar el asoleamiento, la orientación del refugio responde a la voluntad de apropiarse del pequeño bosque de sabinas, enebro y romero, que se concibe como un jardín autóctono, el cual no requiere ningún tipo de transformación ni mantenimiento, y que genera un importante grado de intimidad-privacidad.
Entre el estudio y la vivienda existe un núcleo de servicios que separa el trabajo de la vida privada, pero que a la vez los dota de infraestructuras: librería, archivo, baño, cocina, camas, armarios, instalaciones y dos paredes correderas que permiten fragmentar las dos zonas principales, segregando espacios más íntimos como un despacho anexo o una habitación de invitados. Así se consigue una cierta multifuncionalidad y flexibilidad.
.La envolvente que contiene el programa (12 x 12 m) se prolonga en las dos orientaciones principales, generando espacios de transición entre el interior y el exterior, fundamentales en estas latitudes.
En cuanto a los materiales, el volumen queda definido por una envolvente de bloque de termoarcilla revestida y hormigón armado, la única parte de construcción húmeda de la obra. El resto de cerramientos interiores y exteriores se han ejecutado en seco, y cristal mediante madera de iroko.
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Un pequeño retranqueo perimetral permite crear la sensación de que el edificio levita sobre el terreno en el que se emplaza.
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Las aberturas laterales se han concebido como cortes que desgarran de arriba a abajo la fachada, fragmentando los alzados de levante y poniente, dotándolos de un "grano" más pequeño.
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Con el objetivo de lograr una mayor sobriedad y armonía, los elementos auxiliares y de mobiliario se han diseñado a propósito y se han escogido los mismos materiales que los utilizados en los elementos de compartimentación interior en seco.