En términos teóricos y prácticos el minimalismo defiende la pureza del espacio, la eliminación de elementos innecesarios y la utilización de determinados materiales y colores, éstos últimos básicamente claros. Sin embargo, el decantarse por esta tendencia no se traduce -como muchos piensan- en la creación de espacios fríos y desprovistos de vida. Algo que queda patente en esta casa, obra del arquitecto japonés Kazuyuki Okumura (Kyoto, 1960).
La edificación está ubicada en una parcela de 750 m2, de los cuales 220 m2 se destinaron a la construcción de la vivienda. A la hora de diseñarla, se tuvieron muy en cuenta las condiciones climáticas del lugar, una zona especialmente ventosa. Por ello, la vivienda se planteó como una estuctura de bloques rectangulares de diferentes alturas que se protegen unos a otros del viento.
Para abrir la casa al exterior y hacerla más confortable, en algunas áreas se sustituyeron las paredes por ventanales correderos de cristal de suelo a techo, mientras que las zonas privadas se han mantenido más resguardadas. Para ventilar la casa, se han aprovechado las condiciones climáticas del lugar.
La combinación de materiales como la madera en tono oscuro, el hormigón y las paredes blancas han dado como resultado un conjunto armonioso y cálido.